¿A quién no le gusta comer? A nadie, comer es algo habitual para nosotros, y qué más lindo que comer alimentos que nos gustan: frutas sabrosas en el verano, algún que otro chocolate en el invierno y todo lo demás en las estaciones intermedias. Sin embargo, hay una etapa en la que nuestros hijos le hacen la llamada “guerra a la comida”, es decir, no quieren comer. No importa si les estamos dando una golosina, helado o un bistec a la parrilla, ellos se niegan rotunadamente y gritan : “Noooo”, a veces seguido de “No gusta”, en su idioma bebé.
Bueno, esto es algo normal en la etapa del desarrollo de un niño, y comienza alrededor de los 18 meses y los dos años, hasta los 3 y medio, 4. Nuestros hijos van adquiriendo más habilidades cognitivas y físicas para manipular su mundo, y lo único que les interesa en el día es seguir conociendo, jugar las 24 horas… ¿Comer, para qué? Mientras esto pasa padres, madres, abuelos y niñeros se sienten frustrados. Probamos de todo, darle el postre antes del salado, darle sólo pizza, hacer las comidas más sofisticadas y hasta comer con la televisión…. Pero nada de esto parece ayudar. Y de hecho, no ayuda, es hasta contraproducente.
Nos ponemos de mal humor pero vamos al pediatra y notamos que nuestros hijos siguen creciendo normalmente, lo que quiere decir que algo comen. Por eso hoy les aconsejo lo siguiente: en la etapa de la rebeldía hacia la comida, piensen que cuanto más insisten, menos van a comer las criaturas. Si el pediatra les dice que su niño está creciendo sano, si ese niño sigue tomando teta o leche de complemento, entonces no hay nada que temer, sólo queda afferarse a la clave de la crianza: “la paciencia”.
Este es un momento crucial, los pequeños están formando sus gustos y su identidad y es probable que muchas de las cosas que solían comer cuando eran bebés, de repente no les suenen atractivas, por ejemplo una fruta que amaban y ahora escupen, un alimento que comían sin condimento y ahora no quieren ni siquiera oler, todo esto es más que normal. Lo único que hay que hacer, además de esperar es ayudar al niño a volver a incorporar y reconocer esos alimentos más adelante en su crecimiento.
Por eso si tu hijo le hace la guerra a la comida, sigue los siguientes consejos
Si no quiere cenar, almorzar o merendar, déjalo andar, pero no cedas a pedidos como ver la televisión o jugar con él en el horario habitual de la cena en familia.
Déjale siempre que puedas en alguna mesa baja un snack, pueden ser frutas, cereales, bastones de zanahoria, brócoli o coliflor hervida, rodajas de tomate, panes, algo que le guste, para que pueda servirse sólo. Es importante ir cambiando los alimentos que les dejamos en ese plato a lo largo del día, para que siempre haya opciones distintas.
A la hora de jugar, intenta jugar con alimentos, por ejemplo, hacemos una búsqueda del tesoro en casa con una manzana o una banana o un muffin, lo que sea, y generamos curiosidad por la comida.
Si tu hijo no quiere nada, prueba con cosas frías y dulces, un rico licuado de frutas de estación y leche, un rico helado, un buen yogur. Son cosas que los mantienen alimentados y los ayudan con la dentición. Recuerda que están en la etapa que quieren hacer todo solos, por eso ten a bien dejarles una cuchara o un pequeño tenedor cera para que puedan servirse y comer a su antojo.
Finalmente no te desesperes, intenta comprender que es algo natural y pasajero, recuerda que está en ti sentirte confiada en esta etapa y en ti la imaginación para seguir mezclando ingredientes y lograr que la guerra a la comida alcance alguna que otra tregua.
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