Todos tenemos desafios a la hora de criar a nuestros hijos, desafíos que a veces se vinculan a nuestros propios miedos y frustraciones, pero hoy quiero hablarles de mi caso particular, educar a una niña que es average plus. No sé como llamarlo porque no me gusta hablar de inteligencias superiores o genios, pero se que mi hija no está en el promedio de su edad, y como mamá me frustro pues tengo que ir allanando el camino y enseñándole cosas demás, porque el sistema no está diseñado para eso.
Ivana tiene hoy 1.11 meses, no llega a los dos años, habla, expresa ideas, enuncia frases, entiende absolutamente todo lo que se le dice, sigue consignas, canta en castellano, canta en inglés, recuerda letras y melodías, es una esponja. Esto se acompaña de una inteligencia motriz admirable, salta en uno, en dos pies, baila, siente pasión por la música, corre, trepa alturas, hasta nada casi sola con un flota flota, y encima tiene un don social admirable. Ivana es muy madura emocionalmente, siente empatía por sus compañeros pequeños y juega a la par de un niño de 5 años, de hecho tiene amiguitos de 6 y 8 a los que les sigue el tren. Ivana se aburre con nenas de su misma edad, recurre a la madre en encuentros de niños de 2, no se halla. Prefiere grupos pequeños de niños más grandes con los que puede aprender. Ivana caminó a los 10 meses, empezó con sus palabras a la misma edad, es muy rápida y realmente muy inteligente. Para ayudarla a seguir creciendo sana y fomentar sus dotes, no sólo cuento todas las actividades que hacemos juntas en ese blog sino que la mando a un taller de arte y expresión corporal llamado Cuidarte en la ciudad de Cipolletti. Me devanaba los cesos encontrar un espacien en el que Ivy pudiera jugar y aprender de otros niños y conviviera con chicos más grandes. Este espacio es multi edad, los niños juegan por turnos y realizan actividades distintas como teatro, baile, reciclaje, pintura, también juegan, saltan, aprender a conocer su cuerpo, se disfrazan, cantan. Al principio, cuando llegue al taller y les pregunté si aceptaban, en ese entonces, a una niña de tan solo 1 año y 2 meses, me miraron raro. ¿Qué clase de madre sos? Les comenté como era mi hija, no me creían, pero confiaron en mi y la pusieron a prueba. La directora del espacio educativo me juró que me quedé corta al describir a mi hija, y que aún no pueden entender lo especial que es, está a la par de niños más grandes. El desafío recién empieza y como mamá tengo mis miedos, porque se que el sistema educativo tradicional no le va a ofrecer a Ivana lo que necesita, lo digo por experiencia, yo estuve en el mismo lugar sólo que sin guía y por ende el potencial quedó más trunco.
Ivana concurrirá al mismo taller durante su período de 2 a 3 años pero al verme obligada a iniciarla en el ciclo de jardín de infantes a los tres peleo con mis entras porque sé que se va a aburrir con niños de su misma edad. El sistema es reticente a avanzarlos y dejarlos avanzar, la educación Argentina no permite adelantar a los niños de año, lo cual me parece realmente estúpido y las docentes se empeñan por homogeneizar a la población, ayudando al que no puede y dejando al que puede para que siga su camino sólo. Muchos me dicen, bueno déjala total vos podes hacer más cosas con ella en casa e incentivarla de otra manera. No se trata de eso, se trata de que mi hija no quiere estar con niños de su edad porque su edad cognitiva, emocional y motriz es otra, por qué tengo que conformarme con lo que hay? ¿Qué puedo hacer? ¿Con qué armas puedo pelear? Home schooling no es una opción porque como educadora que soy me parece imperativo el intercambio social en la pedagogía, razón por la que también considero que hay alumnos con más capacidades que otros que deben ser mirados, apuntalados y empujados a más. Pelear por educar a un niño que esta sobre la medía debería ser premiado, sin embargo, me encuentro en una sociedad que no pareciera ofrecer alternativas para estos casos y no sé cómo continuar.
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