Para las que tenemos la suerte de contar con nuestras madres al momento de convertirnos en madres, sabemos que la relación se puede tornar un poco difícil con la llegada de nuestros hijos al mundo. Los modos de crianza de nuestras mamás, sus expectativas y también sus frustraciones con nosotras, a veces chocan con nuestras propias frustraciones, expectativas y mandatos, y eso genera cortocircuito. Por eso, hoy quiero hablar de cómo mejorar la relación con nuestras mamás, en esas crisis de «opinología», sobre lo que deberíamos hacer o no con nuestras vidas y nuestros hijos.
Cuando yo me converti en mamá, entendí que las comparaciones siempre salen a la luz, mi mamá me decía que ella había hecho esto o aquello, y que no había podido hacer tantas otras cosas justificandose, y que su mamá hacía esto o aquello, y que por las vueltas de la vida no había podido hacer eso, y que por ende, yo que tenía más tiempo, que tenía un trabajo que me permitía compartir horas con mi bebé, debería entrenarla para que no estuviera tan apegada a mi, dejar la teta, hacerla dormir sola, jugar un poco menos, para que Ivana aprendiera a ser como los demás. Obviamente estos comentarios seguidos de discusiones profundas dañan, sacan resentimientos al sol y destruyen en vez de construir una relación mamá/abuela que debería de ser maravillosa. Nunca vas a estar de acuerdo con todo lo que dice tu mamá, pero podrán congeniar si tu te limitas a cumplir tu rol de madre, y explicas cuál es tu rol, y ella aprende en relación a tus hijos a cumplir el rol de abuela. Son roles que se aprenden con la práctica, y funcionan siempre y cuando mantengamos nuestro lugar, lo que implica opinar menos, escuchar más, tomar y dejar.
Por eso cuando tu mamá no aprueba tus modos, cuando te sientas que te critica, que no te ve bien, que deberías de hacer las cosas distinto. Recuerda:
- Que tu mamá te ama tanto como vos amás a tus hijos. Cerrá los ojos y sentí el amor que tenés por tu bebé, bueno, tu mamá te ama exactamente igual, y sólo quiere lo mejor para vos.
- Que el instinto maternal nos hace saber muchas cosas de nuestros hijos que a veces nosotros como hijos no queremos reconocer. Si tu mamá te dice que no te ve bien, o que estás haciendo agua en algún aspecto, entonces debe ser así, escuchala, y después fijate cómo lo podes mejorar, a tu manera.
- Que las cosas que nos dicen nuestros padres viene de un contexto dado, a veces proyectan cosas que sufrieron ellos, igual que nosotros proyectamos en nuestros hijos, entender desde dónde nos dicen las cosas es clave par saber cómo procesarlas.
- Que no te vas a convertir en tu mamá por seguir algún consejo que te de, quizás te sirva, quizás no tenga la respuesta de cómo hacerlo, pero darte un diagnostico sobre alguna situación te puede ayudar a vos a encontrar el camino para resolverlo.
- Que debés tener con tu mamá, o al menos intentar, tener la misma relación que querrías tener con tu hija. Si no se puede, al menos que no sea una de reproches y tristezas, tu mamá, te ama.
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