Existe una razón por la cual las maestras de jardín de infante tienen una canción para cada actividad: una canción para darles la bienvenida a la salita, otra para tomar una siesta, una para salir a jugar al patio, otra para decir adiós.
Las canciones ayudan a los niños a conocer, les permiten incorporar hábitos y rutinas de maneras no taxativas y los ayudan a desarrollar más vocabulario y dar a conocer sus tímidas voces. Pero cantar no es algo que sólo pueden hacer las docentes, los papás también podemos cantar. Muchas veces peleamos con nosotros mismos para educar a nuestros hijos en hábitos que generen orden y pauten la agenda diaria, buscamos las palabras correctas, pero no encontramos la manera de que el mensaje se articule y entienda apropiadamente, nos frustramos y no sabemos qué hacemos mal. Simplemente tenemos el mensaje pero el vehículo no necesariamente es el más atractivo para nuestro pequeño, por eso hoy quiero hablar de cantar, de usar nuestra voz para que el mensaje llegue de manera apropiada a nuestros bajitos.
A los niños les gusta divertirse y más cuando hay música de por medio. La música no es sólo una manera de entretenerlos, pero también de educarlos. Con esto no pretendo que los papás se memoricen todas las canciones infantiles del mundo, tomen canciones de canto o se conviertan en sopranos para hacer lindos melismas. La idea es ser creativos, combinar ritmos con letras que los nenes entiendan y cantarles sobre las actividades cotidianas que se realizan durante el día.
Los niños no nacen con una estructura fija, aprenden según los hábitos de sus papás, pero para reducirles la ansiedad del día es necesario decirles lo que van a hacer: contarles que salen a pasear, que hay que lavarse los dientes, vestirse, ir al parque, comer, etc. ¿Qué mejor que decirles todo esto cantando? No necesitamos ser Mozart, o tocar todos los instrumentos del mundo, sólo hay que cantar. Empecemos el día con una canción, siempre la misma para que el niño la cante. En mi caso utilizamos “Las Mañanitas”, la famosa canción mexicana para celebrar que salió el sol y hay que salir de la cama. Durante el resto del día invento canciones, una para ir al auto, otra para ir al supermercado una para ir a bañarse “La mar estaba serena”.
Cantar es algo que no sólo se siente bien, sino que enseguida le cambia al niño la percepción de lo que tiene que hacer. Sin cantar, la hora de dormir empieza con un rotundo “No”, pero con la nana, las cosas se suavizan y el niño se siente más cómodo con la actividad. También le canto cuando hace cosas que no debe, uso su nombre propio, cuento lo que hizo, y logro que lo entienda. Obviamente no necesitamos inventar ritmos, podemos cantar con las canciones que conocemos, de nuestras bandas favoritas y cambiarles la letra, o usarlas como ritmo característico de cada actividad. El pequeño eventualmente memorizará la canción y la asociará con una actividad específica que le genera diversión y concentra su atención. De esta manera tu bebé aprenderá pasándola bien, incorporando nuevas palabras mientras tu le enseñas cosas importantísimas como manejar el tiempo.
Empieza hoy a cantar, descubre tu voz y la de tu pequeño sin tener que concursar en “La Voz”.
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